“El cooperativismo en la Argentina tiene hoy un escenario de posibilidades enorme”

Invitado por la filial del Banco Credicoop, el consejero de la Zona 12 hizo un repaso sobre la historia del cooperativismo en nuestro país y habló acerca del presente y futuro del movimiento

Roberto Mandrino junto al gerente Walter Cañas

Oriundo de Pehuajó, Roberto Mandrino es un dirigente vinculado desde hace muchos años al movimiento cooperativo y también al Banco Credicoop, desempeñándose como consejero de la Zona 12.

Invitado especialmente por la filial que conduce el gerente Walter Cañas, estuvo en Saladillo días pasados y habló sobre “cooperativismo, historia y perspectivas”. Lo hizo ante un nutrido auditorio, compuesto en su mayoría por referentes de Intercoops Saladillo y estudiantes, en el salón multiuso de la Cooperativa Eléctrica.

Con los conocimientos y la retórica que lo caracterizan, Mandrino precisó que las primeras experiencias del cooperativismo en la Argentina datan de la segunda mitad del siglo XIX, a partir del arribo de inmigrantes que venían de una Europa hambreada y con muchas dificultades.

El cooperativismo se empezó a ver en la industria panaderil, así como también en carnicerías, sector textil y almacenes de ramos generales.

Hacia 1895 surgieron los primeros intentos de mercados concentrados en manos del cooperativismo y poco después, por iniciativa de Juan B. Justo, se fundó el Hogar Obrero.

Por entonces, también se crearon las primeras cooperativas agrícolas, muchas de las cuales aún persisten. Una de las más antiguas es la de Pigüé, fundada en 1898.

Con el transcurso del tiempo, surgieron cooperativas de consumo, de viviendas y también de crédito, más precisamente en 1918. La primera Cooperativa de Crédito Mercantil nació en Villa Urquiza. Así se sucedieron muchas otras cajas de crédito formadas a nivel grupal en distintos barrios porteños y del Gran Buenos Aires, así como también en pequeñas localidades del interior.

“El movimiento cooperativo mucho le debe también a los inmigrantes anarquistas europeos, que venían con una conciencia de lucha muy distinta al medio pelo de la sociedad de época. Sabían todo lo que sucedió durante la burguesía europea y el sometimiento del antiguo capitalismo del Nuevo Orden. Muchos de ellos dieron lugar a los movimientos del sur, como la Patagonia Rebelde. Por lo tanto, el cooperativismo tiene un recorrido importante en la Argentina”, explicó Mandrino.

Control de gestión

De acuerdo al rubro, algunas cooperativas tuvieron mejor experiencia que otras. La existencia de una cooperativa se da a partir de la iniciativa que toma un grupo de personas que busca cubrir una necesidad “mediante un proceso autónomo con igualdad de oportunidades y obligaciones”.

Con el devenir de los años, producto de las crisis, surgieron cooperativas de trabajo, a partir de empresas recuperadas. Es el caso, por ejemplo, de Cerámica Zanon en el sur; la fábrica de artículos de vidrio Rigolleau; el Hotel Bauen; y muchas industrias frigoríficas, textiles y molineras.

Mandrino indicó que una cooperativa requiere de muchos procedimientos, entre ellos respetar la igualdad de oportunidades y de obligaciones y la libertad de opinión.

A las cooperativas hoy se las denomina empresas de doble carácter, porque son al mismo tiempo un movimiento social y una empresa económica.

“Donde existe una necesidad, hay que crear una herramienta económica que la satisfaga. Se crea porque un grupo de personas adhieren a ese proceso y deciden llevarlo adelante. La cooperativa tendrá éxito si ese grupo está dispuesto a poner el hombro, a discutir lo que haga falta, a resolver aquello que no funciona y a repartir responsabilidades”, explicó.

Por lo general, la falta de control de gestión que deriva en políticas erráticas lleva a que las cooperativas fracasen. Lo mismo se da cuando la igualdad de esfuerzos es despareja o directamente no está presente. “En el control de gestión hay que ser lo suficientemente transparente, como para saber que de esa transparencia depende el futuro de la cooperativa. Cuando el proyecto se encara con un procedimiento colectivo y la voluntad de todos está presente, el emprendimiento cooperativo resultará exitoso. Si no, quedará en el camino”, aseguró.

Las cooperativas de hoy no son las mismas de hace 30 o 50 años: “Estamos en presencia de un neoliberalismo con otras reglas de juego, en las cuales el movimiento cooperativo debe responder con herramientas más modernas. Hay actualmente un montón de circunstancias que el capitalismo tradicional no tenía en cuenta, como la cuestión de género, la biodiversidad y el desarrollo sostenible. En ese sentido, el cooperativismo tiene un escenario de posibilidades enorme”, finalizó.