Ruben José Verzello tiene dos motivos especiales para celebrar en el 2022: 45 años vinculados al rubro rodamientos y 30 de negocio propio en Saladillo, la ciudad que lo adoptó para siempre. Nació hace casi 60 años en Roque Pérez y transcurrió parte de su infancia entre los parajes rurales de La Paz y La Paz Chica hasta que falleció su padre de manera sorpresiva y la familia se trasladó a Saladillo el 21 de febrero de 1976. Al año siguiente, a los 15, ingresó a la firma AgroRepuestos, cuyos propietarios eran Juan Mirassou y Omar Hernáez. Mientras trabajaba, estudiaba de noche en el Colegio Industrial. A los tres años se recibió de Secretariado Comercial y dos años más tarde de Técnico en Instalaciones Eléctricas.
En 1988 abrió un local junto a Rodamientos Bragado hasta que el 1° de mayo de 1992 se independizó. El comercio, denominado originalmente RB Rodamientos, estaba ubicado en Cabral y Mitre. A los pocos años, a instancias de un crédito, pudo comprar un inmueble en Almafuerte 2638, donde instaló su vivienda familiar y el comercio RJV Rodamientos, dedicado a la venta de rulemanes, retenes, crucetas, anillos de goma y también, a pedido de los clientes, de algunos otros repuestos específicos. “Trabajo con muchas marcas. Tenemos lo que el cliente pida. Y si no, lo conseguimos. Por supuesto que siempre hay algún faltante, pero de alguna manera lo resolvemos”, aseguró Ruben, tras indicar que el 90% de los repuestos son importados.
“Todo lo que tiene movimiento, lleva un rulemán y un retén. Podés encontrar bolilleros desde una cosechadora hasta un patín. La gente puede venir a cualquier hora. Mientras esté, la atiendo. Si a una panadería se le rompe el bolillero de una sobadora a las 4 de la mañana, ¿cómo no se lo voy a proveer? Es gente que está trabajando. No la hago esperar. Lo mismo cuando un vehículo se queda tirado en la calle. Estando, el servicio se brinda”, insistió. “Siempre me desenvolví en este rubro específico y tengo códigos. No me largué a hacer otras cosas”, destacó.
Historias que no se olvidan
Anécdotas en estos 30 años hay a montones y una de las que Ruben más recuerda es cuando a un cliente del sur del país se le rompió el camión viajando hacia Buenos Aires. Iba cargado de muebles y llegó hasta el negocio de Verzello a eso de las 7 de la tarde, ya casi de noche. Un vecino le prestó las herramientas para desarmar lo que estaba roto y repararlo. “Al final, terminamos cenando juntos. Después pasó tres veces más a saludarnos”, contó. En otra oportunidad, un viajante de Bahía Blanca que se dirigía hacia Buenos Aires tuvo un percance y paró a comprar bolilleros, pero no tenía plata. “Se los fié porque sabía que me iba a pagar. Con mirarle las manos a una persona, sabés si es laburante. El domingo siguiente, a las 10 y media de la mañana, me tocó el timbre para pagarme. Hasta he hecho delivery llevando bolilleros a la ruta de urgencia”, expresó Ruben, que durante la entrevista jamás se desprendió del calibre, como si se tratara de una extensión de su mano. “Es mi medio de trabajo. Sin esta herramienta, no puedo hacer nada. En este rubro, todo se mide. Cada pieza es diferente”, subrayó.
La economía
En Argentina, lamentablemente, los problemas económicos son moneda corriente. “La historia siempre se repite en nuestro país. Hace 45 años que vengo escuchando el mismo disco. Hemos subido, hemos bajado, siempre con promesas de cambio, y nada. Igualmente, soy un agradecido. Hace 45 años no tenía nada y hoy, gracias al trabajo, tengo mi casa y mi comercio. No estoy disconforme”, afirmó.
No llegó a fundirse, pero la pasó muy mal en un período del gobierno de Menem y también en la crisis de 2001. “La clave está en ser ordenado. Hoy el momento es complicado, pero hay movimiento. La inflación es un problemón, porque a mucha gente no le alcanza lo que gana”, sostuvo.
A pesar de los vaivenes, Ruben abre su negocio todos los días a las 8 de la mañana con las mismas ganas que cuando tenía 15. “Como siempre digo: Acá no vendemos rodamientos, vendemos servicio. Tratamos de atender a la gente de la mejor manera. Es como la farmacia de turno de los trabajadores. Tengo clientes de Saladillo, General Alvear, Las Flores, Roque Pérez. Gente de paso. Camioneros que han vuelto. Muchas historias. Y en el 98% de los casos, uno hace de psicólogo”, confió.
Con motivo de los 30 años de RJV Rodamientos, realizó algunas mejoras y refacciones en el local y durante el año hará distintas actividades para celebrar con sus amigos y clientes.
Familia, afectos y clientes
Su esposa Laura, ya fallecida, fue una compañera incondicional: “Pasamos por momentos difíciles, pero siempre salimos a flote. Mis hijos están grandes y siento orgullo por ellos. Los tres –Gabriel, Francisco y Julieta– trabajan y son mi razón de ser”, confió.
Después del duro golpe que le asestó la vida al quedar viudo, Ruben pudo rehacer su vida al lado de Marcela. “Es mi compañera, mi amiga, mi hombro. Soy una persona de fe y a la hora de la oración, pido siempre por la familia y que no falte salud ni trabajo. Rezo a diario por todos. Tengo muchos amigos y soy un agradecido”, reiteró.
“Saladillo me dio todo”, aseguró Ruben sin rodeos. A lo largo de los 46 años que lleva radicado en esta ciudad, tuvo oportunidad de integrar infinidad de instituciones: desde las cooperadoras de las escuelas de sus hijos hasta la Cámara de Comercio, la vieja Cooperadora Policial, el Foro de Seguridad, el Radio Club, la Asociación Dante Alighieri y la Asociación de Soldados Movilizados por Malvinas. “Soy socio de varias instituciones y trato de colaborar en lo que puedo”, afirmó. “Estuve tentado para participar en política, pero preferí no hacerlo. Para mí están primero los clientes. Me debo a mi pueblo. Hasta que me dé la salud, voy a dedicarme a mi negocio. Moriré acá adentro.”