Purpleday | 25 de Mayo conmemora el Día Internacional de la Epilepsia

El Palacio municipal estará iluminado este sábado por la noche del color violeta que identifica a esta enfermedad

En el marco del Día Internacional de la Epilepsia, que se conmemora cada 26 de Marzo, el Palacio municipal de 25 de Mayo estará iluminado este sábado por la noche del color violeta que identifica a esta enfermedad.

La fundadora del “purpleday” es la canadiense Cassidy Megan, que inició el proyecto en 2008 con tan sólo 9 años. La niña había sido diagnosticada de epilepsia a los 7 años y decidió organizar un Día Púrpura (el color lavanda o morado/púrpura es el color de la epilepsia) con el objetivo de concienciar sobre la enfermedad, erradicar mitos y recordar a todos aquellos que sufren ataques, que no están solos.

Existe todavía una falta de conocimiento sobre este problema, a pesar de que es uno de los desórdenes neurológicos más comunes. Generalmente, una crisis epiléptica se desencadena por un exceso de actividad eléctrica de un grupo de neuronas (células cerebrales) hiperexcitables y puede afectar a funciones como el movimiento o el comportamiento, o al nivel de conciencia (la noción de lo que sucede alrededor de uno).

Las crisis generalmente duran apenas unos segundos o unos minutos, después de los cuales finaliza y el cerebro vuelve a funcionar con normalidad. El tipo de convulsión depende de la parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia que se desconoce en un 50% de los casos, pero puede derivar de una lesión en el cerebro como un tumor o un accidente cerebrovascular.

La epilepsia no es contagiosa (sus causas son variadas, pero nunca por contagio), ni un problema psicológico. Una epilepsia no convertirá a una persona en enfermo mental. Es un problema físico derivado de un exceso esporádico de actividad eléctrica en un grupo neuronas.

El 70% de las personas afectadas pueden controlar los ataques con medicación. Para una tercera parte de los pacientes, las medicinas no servirán. Algunos de ellos pueden beneficiarse de cirugía, que puede efectuarse de forma tradicional o bien con una nueva técnica que consiste en el uso de láser para “quemar” esa parte del cerebro que causa las crisis. Esta operación tiene la ventaja de una recuperación mucho más rápida.

Por otra parte, los pacientes que no son candidatos a esta cirugía pueden optar por la neuromodulación, que es similar a llevar un marcapasos pero implantado en diferentes áreas del cerebro para controlar las crisis.