“Mirar a la cara, para dejar de estar siempre atrás”

¿Qué pasaría si todos los días, al despertarnos, cuál novela distópica, viéramos en nuestras pantallas la cantidad de enfermos y muertos de cáncer en nuestro pueblo? ¿Qué actividades tendría que prohibir el Estado argentino?

O… ¿no hay una percepción generalizada de que cada vez más gente, jóvenes y niños, enferman, viven y mueren de cáncer o porque misteriosamente un órgano deja de funcionar? Festejamos que una recaudación millonaria pueda pagar un estudio, juntamos tapitas, nos vacunamos, siempre atrás.

En algún otro lugar de “Salacity” nuestros representantes acompañan y festejan a los productores agropecuarios que descubrieron cómo envenenarnos mejor o más prolijo. ¿Será para que el glifosato no llegue a los polos o a la leche materna? Tarde. En una escuela también lo enseñan. Y eso también es “ideología”.

Mientras tanto en Andalgalá torturan a una persona por defender el cerro, en otro lugar la justicia le dijo a Estela Lemes (docente afectada por agrotóxicos) lo que ella ya sabía: los agrotóxicos enferman y matan, y en Dique Chico, Córdoba, la Asamblea de Vecinos Autoconvocados comunica un estudio, científico (para aquellos que necesitan la certificación porque los saberes populares no le alcanzan) donde exponen los daños genéticos del glifosato en niños.

Y no, no están estas noticias en los medios de las empresas que trafican información, pero sí en los medios de comunicación. No estamos mirando el problema a la cara, estamos viviendo sus consecuencias.

ECOS DE SALADILLO.