Los argentinos a las urnas, un deber y un derecho que debe honrarse

En la Séptima Sección se vota a quienes irán en noviembre en las boletas de diputados nacionales y senadores provinciales, más allá de las ofertas en cada municipio

Los argentinos vuelven a las urnas, en una elección contextualizada por el Covid-19

¡Llegó el día! Después de un mes de recibir un bombardeo de información escrita, auditiva y visual, acudimos a las urnas para elegir a legisladores, concejales y consejeros escolares. En nuestra Séptima Sección se vota a quienes irán en noviembre en las boletas de diputados nacionales y senadores provinciales, más allá de las ofertas en cada municipio.

En el país, se renueva la mitad (127) de las bancas de diputados, y ocho provincias eligen a los candidatos a senadores nacionales, donde se renueva un tercio, 24 lugares.

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) se desarrollan bajo protocolo sanitario por la pandemia de coronavirus, con anuncios de controles insólitos a la luz del descontrol observado en los últimos días con decenas de personas agolpadas en sitios cerrados de esparcimiento.

Los resultados serán el filtro ordenador de la disputa electoral de noviembre, cuando quedará definida la correlación de fuerzas en el Parlamento nacional para el segundo tramo de la gestión del presidente Alberto Fernández, en la Legislatura bonaerense -la oposición tiene mayoría en el Senado-, y en los Concejos deliberantes.

Esta es la sexta vez que la ciudadanía organiza el diagrama electoral en unas PASO y la tercera para candidaturas parlamentarias. Y en ese sentido, votar es mucho más que una obligación legal.

El sufragio es el único instrumento con que contamos los ciudadanos para manifestarnos. Por eso en primera instancia, sobre todo cuando hubo tantos años en los cuales fue imposible decidir libremente, votar es un derecho.

Más, el sufragio tiene el carácter de derecho humano, de modo que lleva imbíbita una gran trascendencia, pues es el mecanismo básico de toda democracia para su funcionamiento y requiere de eficacia y transparencia (y aquí también, por ser el nuestro un país que hace un culto de la viveza criolla y la trampa, es fundamental la labor de las autoridades de mesa, y de los fiscales de los distintos frentes).

Si bien la democracia no sólo se reduce al ejercicio del sufragio, es importante recordar que es una de las conquistas más importantes lograda por los ciudadanos.

Y en ese sentido, votar también es un deber, porque tenemos la obligación “moral” y ciudadana de “decir” lo que pensamos optando por la o las boletas que incluiremos en el sobre. Por eso, aquellos que se sientan inclinados a abstenerse, deben hacer un “esfuerzo” y optar por quienes la mejor opción posible, contribuyendo con su voto al bien común.

Este domingo, una vez más, pese a que muchos consideren que no hay alternativas e incluso que crean que “todos son iguales” o parecidos, es tiempo de fortalecer la democracia desde el honroso lugar de electores.