“La UCR nació para representar al pueblo y está viva”

Por Carlos Gorosito

Quienes ingresamos a la vida política desde nuestra temprana juventud y lo hicimos desde las filas de la Unión Cívica Radical sabemos lo que el partido representa en el cuadro general de las ideas y de la acción política en Argentina. Nuestro partido nació el 26 de junio de 1891, hace hoy 129 años. Su génesis está junto al pueblo, se fundó no sólo para representar a los sectores medios de la sociedad de entonces, a los inmigrantes, a los orilleros, en la Unión Cívica Radical “como en la hora primera de la Independencia, cabe todo el pueblo argentino”, escribió alguna vez Horacio Oyahnarte. Pero cuando Alem dice que el radicalismo es la “la causa de los desposeídos” marca uno de los puntos culminantes en la formación del partido. Argumenta Raúl Alfonsín que “sin el apoyo de los desposeídos, ni siquiera los nacientes sectores industriales y ni siquiera de aquellos productores de la tierra que se estaba pauperizando cada vez más podrían enfrentar las estructuras del régimen. La idea del protagonismo popular, el rescate yrigoyeneano del sufragio era una idea transformadora y emancipadora a la vez, porque nada podría seguir igual con el voto libre del pueblo y porque no se podría vender al país con el voto libre del pueblo”.

Por eso el radicalismo encabezó revoluciones en el país y no para tomar el poder por las armas, sino para lograr la participación del pueblo por medio del voto. Nuestro partido nació para representar al pueblo y garantizar la participación popular. Fue el partido que con sus luchas logró el voto universal masculino, secreto y obligatorio, y con sus luchas ungió en 1916 al primer presidente elegido por la voluntad popular: el Dr. Hipólito Yrigoyen, el partido que se expresó contra el fascismo y las desviaciones totalitarias del peronismo (pago entre otras cosas con Balbín preso), el partido de la justicia social, de las libertades públicas, el partido que luchó contra todas las dictaduras, el partido que junto al pueblo y bajo el liderazgo del Dr. Raúl Alfonsín recupero para todos los tiempos la democracia.

El radicalismo en su nacimiento canalizó las aspiraciones de las mayorías nacionales y populares y propugnaba la Independencia del Estado. Ahora bien: ¿qué quiere decir Independencia del Estado? Para responder voy a utilizar un razonamiento de Raúl Alfonsín: quiere decir que el Estado no puede subordinarse a poderes extranjeros, no puede subordinarse a los grupos financieros internacionales, pero tampoco puede subordinarse a los grupos privilegiados locales.

La propiedad privada cumple un rol fundamental en el desarrollo de los pueblos, pero el Estado no puede ser propiedad privada de los sectores económicamente poderosos. Hay quienes suelen pensar que los dueños del dinero o de las empresas tienen que ser los dueños del Estado. Los radicales creemos que el Estado debe ser Independiente ni propiedad de los ricos, ni propietario de los medios de producción. Para garantizar la Independencia del Estado debe existir el protagonismo popular, pero el radicalismo ante que una ideología es una ética. ¿De que serviría el protagonismo popular, de que serviría el sufragio, si los gobernantes elegidos a través del voto se dejaran corromper por los poderosos, o se hicieran socios de estos y fomentaran la corrupción?

Muchos ya me han dicho que no hable más del radicalismo, sino tiene gravitación en la vida política del país, si ya ha prácticamente desaparecido, si nuevas formas de organización están reemplazando a los partidos tradicionales como la UCR, si el mundo ha cambiado. No tengo la envergadura intelectual de ninguno de los padres fundadores de nuestro partido, ni de que aquellos otros dirigentes que más adelante nutrieron a nuestro partido de doctrina y filosofía direccionando su pensamiento en la búsqueda de una sociedad justa y fraterna, lo que no me habilitaría para pontificar sobre el destino de la UCR, pero de los 65 años de vida que tengo más de 50 se lo entregué en forma ininterrumpida al radicalismo y todavía sueño verlo siendo la columna vertebral de un movimiento transformador en la argentina, y no solamente de mero acompañante de políticas que deciden otros.

Quiero afirmar que el radicalismo está vivo, y de nosotros depende de que esté al lado de los poderosos o de los que menos tienen. Cuando la UCR no está en el ejercicio del Gobierno debe tratar de influir para que desde el Estado se implementen políticas públicas políticas al servicio del conjunto de la gente poniendo la mirada en el amplio abanico de los sectores postergados. Y cuando lo toca gobernar por sí sola, o formando parte de frentes electorales o coaliciones de gobierno debe también implementar políticas públicas que procuren el bienestar general de la sociedad, pero analizando la realidad desde el lugar donde se encuentren los sectores más postergados de la misma.

Creo firmemente en los partidos políticos, en los partidos políticos de los militantes, que al mismo tiempo puedan ser cuadros que tengan conciencia hacia dónde queremos ir y equipos técnicos bien formados para ejecutar las políticas públicas. Sé que los tiempos han cambiado que ya no volverán más Alem, Yrigoyen, Sabattini, Larralde, Lebenshon, Illia, Juan Carlos Pugliese, Ricardo Balbín, Conrado Storani, Alejandro Armendáriz o Raúl Alfonsín. Sé que debemos estar a la altura del Siglo XXI para ayudar a resolver desde el Estado los problemas de nuestro tiempo, pero modernizarnos no significa pintar los comités con la nueva estética, ni solamente incorporar tecnología, ni hacer cursos de capacitación solamente, significa tener un rumbo sustentado en una doctrina. Se trata de encarar un nuevo y gran desafío no podemos buscar a candidatos que son populares por su condición de artistas, deportistas, periodistas etc. etc., o personas que se hicieron famosas por algún suceso personal de su vida. Y esto no significa que no puedan ser representantes del pueblo quienes provengan de estos ámbitos, en tanto y en cuanto asuman comprometerse en la búsqueda de una sociedad mejor. Un dirigente político no se forma de un día para otro, requiere tiempo, ahí debe estar uno de los trabajos de la UCR. Un partido político no puede asemejarse a una ONG (Organización no Gubernamental) debe estar alimentado por una doctrina, por una filosofía que nos impulse a luchar por la dignidad del hombre en libertad y democracia. La Pandemia nos ha obligado a relacionarnos momentáneamente por medio de la tecnología espero que sea transitorio porque el contacto humano es irremplazable. A esta altura de los acontecimientos humanos tampoco debemos desestimar los avances tecnológicos.

Hace 129 años los padres fundadores del radicalismo crearon un partido que fuera el instrumento para ayudar a construir una Argentina Próspera, Progresista e Inclusiva. Yrigoyen, Alvear, Illia, Alfonsín y De La Rúa con sus matices lo intentaron.

Algunas veces no nos dejaron las fuerzas del privilegio, otras veces nos equivocamos nosotros lo cierto que la tarea está inconclusa. Cuando la gente se alejó de la UCR ha sido porque nosotros de alguna manera no hemos alejado de la gente. Hay radicales a lo largo y a lo ancho del país, si nos unimos y le hablamos a la sociedad y no solamente a los radicales volveremos a interpretar la expresión popular y mayoritaria de nuestro pueblo como en 1916 con Yrigoyen y en 1983 con Raúl Alfonsín. A lo largo de su historia la UCR le ha prestado muchos servicios al país. Lo debe seguir prestando, que la nuevas generaciones tomen el testigo para concretar tamaño desafío.

Carlos Antonio Gorosito, ex Intendente Municipal (1991-2015) de Saladillo y ex Presidente del Comité de la UCR Provincial (2005-2007)