
El retraso de algo más de 10 años en la finalización de las obras del Plan Maestro del Salado, la iniciativa más ambiciosa para mitigar las inundaciones pero también las sequías que periódicamente afectan al interior productivo de la Provincia, ya provocó pérdidas por unos 40.000 millones de dólares.
El Plan, anunciado en 1999, durante el gobierno de Felipe Solá, debió haberse finalizado 15 años después, pero hasta ahora solo se completó la mitad, de acuerdo a un estudio que difundió hoy la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), titulado “El Salado, el alto costo de la inacción”.
En ese trabajo, CARBAP señala que, actualizado a valores actuales, el Plan Maestro tiene un costo de unos 4 mil millones de dólares. Y contrasta es cifra con el aporte que, en materia de retenciones, hizo el sector agropecuario durante los 10 años que lleva la demora en la finalización de obras: unos 35.000 millones de dólares.
“La paradoja es evidente: la región ha financiado reiteradamente las obras que se le siguen negando”, indica CARBAP en su trabajo.
El diseño original del Plan estuvo a cargo de la consulta Halcrow & Partners y contaba con financiamiento del Banco Mundial, estaba pensado para regular los excesos -.y carencias- hídricos de la Cuenta del Salado, que comprende unas 17 millones de hectáreas de alto potencial productivo: concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país.
De acuerdo al trabajo, el costo de la demora se divide en 5.000 millones de dólares en pérdidas productivas evitables y el resto en recursos no invertidos.
El informe indica que “desde la puesta en marcha del plan, se han registrado numerosos eventos de inundación en la cuenca. Algunos han afectado la totalidad del territorio —como el de 2017— y otros han sido de carácter más localizado”.
El trabajo de la entidad ruralista hace foco en la dificultad de este año –“especialmente crítico-, con “tres eventos climáticos severos” que dejaron como saldo “más de 2 millones de hectáreas” que aún están anegadas. Pero a la vez marca que en las zonas donde las obras avanzaron más, la situación tiene a normalizarse más rápidamente y de esa manera el impacto es más suave.
Tal como reflejó DIB, el ruralismo viene reclamando por la finalización de las obras. La ultimas de esas protestas se dio el mes pasado, cuando el consejo Honorario Asesor del Río Salado de Carbao exhortó al Gobierno de Javier Milei “a reactivar de manera inmediata” el dragado de ese río en su Tramo IV.
Ese reclamo se activó después de las lluvias que provocaron inundaciones de principios de mayo, que complicaron a unas 28 ciudades de la provincia, especialmente a algunas ubicadas en el noreste del territorio provincial, como Zárate y Campana.
En ese momento, CARBAP emitió un comunicado en el que que “la paralización de la mencionada etapa, que de hecho ya era evidente hacia fines del año último, fue formalizada a mediados de marzo pasado, mediante la modalidad administrativa de neutralización, por un plazo de 60 días”.
“El impacto de la paralización de un solo tramo, como el IV. 2, va más allá del mismo, pues retarda y afecta también el desarrollo de todo un conjunto de obras largamente esperadas por comunidades del interior que, de manera recurrente, sufren los azotes de las inundaciones que el Plan Maestro Integral apunta a prevenir o mitigar”, añadieron.
Ahora, tras el reclamo a Milei, en el informe difundido hoy señalaron que “No existen argumentos técnicos, económicos ni éticos que justifiquen seguir postergando una solución largamente planificada, parcialmente financiada y reclamada insistentemente por los productores. La inacción ya ha generado un costo demasiado alto”.