El domingo nos tocó vivir un bochornoso episodio en la cancha de Apeadero, en el marco de la final del Torneo Apertura de la Liga de Fútbol de Saladillo, donde el DT de Defensores de Del Carril Luciano Falasco terminó en el Hospital Posadas tras ser agredido por el técnico de Unión Apeadero, José Bau. Insólito e inaceptable.
Es la primera vez en tantos años que voy a cubrir el fútbol saladillense que veo semejante nivel de brutalidad y violencia en un partido, y espero que la dirigencia de Unión Apeadero y la Liga de Fútbol de Saladillo tome las medidas que corresponda porque este tipo de actitudes no deben ser reproducidas nunca más. ¿Yo no se si realmente se dan cuenta de que están dando un terrible ejemplo para los chicos y chicas de sus inferiores? Una persona terminó inconsciente por un brutal y traicionero golpe de quien es el DT de su equipo de Primera División. ¡Hola!
Ayer vivimos una jornada bochornosa, despreciable y repudiable. Les debería dar vergüenza a estas personas y a todos los que justifican estas acciones violentas, y no deberían pisar nunca más una cancha de fútbol. Ojalá así sea.
Los miserables que conciben al fútbol como una guerra a todo o nada, a los que piensan que hay que pasar por encima de los jugadores y si es posible pisarles la cabeza, de los que prefieren apretar a la prensa antes que pedir una ambulancia para asistir al agredido. De estos miserables hay que librarnos.
Los dirigentes de los clubes, las autoridades de la Liga y los hinchas deben ponerse a trabajar para que estas cosas no vuelvan a pasar. No se pueden tolerar más este tipo de actitudes violentas y agresivas. Tolerancia cero. Hay gente que perdió la cadena de valores y a esos no hay que darle cabida nunca más en el fútbol. ¡Es un deporte muchachos! Un juego donde perdés, empatas o ganas. Y nada más.
Ayer en Saladillo se cruzó una línea roja gravísima. Y más me preocupa que haya chicos y chicas que juegan en las inferiores de los clubes y que reciben estos mensajes como ejemplos de supuestos “ídolos” de que está bien. Ayer había chicos llorando, eso es lo más grave, y eso es lo que me hace enojar muchísimo. ¡Miserables!
¿Qué vamos a esperar? Hoy por suerte del DT de Defensores se encuentra bien, pero ¿y si pasaba algo peor?. ¿Qué hacemos? ¿Qué en las canchas tenga que haber 50 policías para evitar incidentes? Como decía nuestro colega Francisco Regina en su programa de radio, “si seguimos así, se termina el fútbol en Saladillo”. Ayer quien escribe sufrió además un patotero apriete por parte de un jugador de Apeadero, que también repudio, siendo esta la primera vez que me toca. Antes otros colegas debieron pasar por una situación similar, no se debe aceptar tampoco el apriete a la prensa.
Los clubes, instituciones que trabajan muchísimo por sostener sus actividades y brindar contención y formación deportiva a chicos y chicas, no pueden salir perjudicados económicamente por el esfuerzo de tener que reforzar la seguridad solo porque tienen miedo de que se arme bardo por los violentos de siempre, y mucho más en una situación económica difícil como la de ahora. Eso está mal. Como también está mal que los hinchas paguen una entrada, y en el caso de los de Del Carril tengan que hacer un largo viaje para alentar a su equipo, para ver este espectáculo denigrante y absurdo.
Lo único que nos dejó todo esto, es que lamentablemente no hablamos nada del gran partido que estábamos viviendo donde los jugadores estaban dándolo todo y donde el marco de público de ambas hinchadas era espectacular. ¿El resultado? Ganó Defensores 1 a 0. Pero los carrileros estaban preocupados por el estado de salud de su técnico como para celebrar una victoria, era entendible. ¿Se juega la vuelta en Del Carril? No lo sé, no creo que esté el ambiente para eso, pero lo que si se es que acá no hay que hacer como que no pasó nada. No sé que determinación tomará la Liga, pero debe ser ejemplar. Nuestro repudio a los violentos y agresivos.
Exequiel Pelufo
Diario La Mañana
