Acosado por la carrera alcista que emprendieron en las últimas semanas los dólares libres y el sostenido desarme de plazos fijos en pesos que ayudó a potenciarla, el Banco Central (BCRA) finalmente resolvió hoy elevar en 2700 puntos básicos las tasas pasivas referenciales de la economía -del 118 al 145% nominal anual-. Eso implica una suba del 209% al 244% efectivo anual, si se mantienen y renuevan las colocaciones por todo un año agregando mes a mes la renta obtenida por intereses.
Esta decisión implica que las nuevas tasas regirán desde el martes, e impactan en lo que el BCRA deberá pagarles a los bancos por las Letras de Liquidez (Leliq) que emite. Esa dinámica, que implica que su deuda pasará a tener un costo de promedio de $2,6 billones por mes, les obliga a las entidades a trasladar a los ahorristas un rendimiento por sus depósitos a plazo.
Son tasas que mantenía inalteradas desde el lunes posterior a las elecciones primarias, pese a que la devaluación convalidada en esa misma fecha prácticamente duplicó el encarecimiento promedio del costo de vida (saltó del 6,3% de julio al 12,4% en agosto y luego al 12,7% en septiembre). De esta manera, las tasas quedaron otra vez rezagadas con respecto a la inflación, y ya habían ya puesto a los depositantes en “guardia”.
Claro que esa vigilia se transformó en desarmes de las colocaciones a plazo fijo (cayeron 18% en términos reales en los últimos 30 días). Es que el dólar blue aceleró la escalada y, en consecuencia, hacer negocios con él pasó a rendir más del doble que esos depósitos (hasta 24% si se toma el pico superior a $1000 de días atrás).
El temor ahora pasó a ser que con una tasa de interés negativa y en medio de una corrida hacia el dólar se acelere la salida de depósitos. Es lo que explica la determinación del directorio de la entidad que ahora dejará en vigencia una tasa nominal mensual del 11,93%, un número que igualmente se mantiene por debajo del nivel que la inflación alcanzó el mes pasado (12,7% según reveló hoy el Indec).
Es todos los casos, son niveles de tasas que superan largamente los récords muy próximos al 86% alcanzados en septiembre de 2019 (en el final de la corrida cambiaria que signara la suerte de la administración Macri) y hasta dejan atrás los registrados entre marzo y abril del 2002, cuando se comenzaron a emitir las Letras del Banco Central (Lebac), antecedente de las actuales Leliqs.
“En las primeras licitaciones, signadas por el clima de incertidumbre y la demanda por activos dolarizados consecuencia de la fuerte devaluación del peso, fueron por montos bajos con tasas que, que en términos efectivos anuales llegaron a superar el 200%, pero se estabilizaron luego en torno al 50%”, recordó en un trabajo publicado sobre el comportamiento de estos instrumentos de absorción monetaria el economista Jorge Carrera, actual vicepresidente segundo del BCRA.
La comparación con la que se recuerda como la mayor crisis de los últimos años sirve para mostrar el sensible momento que atraviesa hoy la economía, con niveles de nominalidad que no dejan de crecer y variables financieras que no logran acomodarse.