Comienzan las clases y las familias con niñas, niños y adolescentes en edad escolar se encuentran ante el enorme desafío de preparar o armar viandas nutritivas, saludables y que sean de su gusto y agrado; una combinación que se dice o se escribe fácil pero que en los hechos no siempre se logra conjugar.
Los niños, niñas y adolescentes pasan entre cuatro y nueve horas diarias en la escuela, dependiendo del tipo de escolaridad y la carga horaria, por lo que es necesario que vayan acompañados de, al menos, una merienda o colación. En general, el almuerzo se resuelve primero con el comedor de la escuela o comiendo en casa.
De esta manera, las meriendas o colaciones saludables resultan fundamentales para una correcta nutrición infantil. “Una adecuada nutrición en la niñez es imprescindible para la salud en la adultez”, aseguró la licenciada en Nutrición (MP 2214), Leticia Barcellini, quien integra el Consejo Directivo del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
“Además, se conoce que la falta de nutrientes específicos en etapas vulnerables de la vida temprana, pueden asociarse a un inadecuado desarrollo con alteraciones permanentes”, advierte Barcellini.
Y agregó: “En Argentina, el sobrepeso y la obesidad es un problema creciente en nuestra población en general y en los niños en particular. Ocurre en etapas cada vez más tempranas y su forma más alarmante es la que convive en niños con bajo peso al nacer y desnutrición crónica”.
Según los últimos datos publicados en nuestro país, se observa la coexistencia de los dos extremos de la malnutrición. Obesidad y desnutrición tienen en común una interacción de mala alimentación y entornos que no favorecen modos de vida saludables.
En 2019, el Programa Nacional de Salud Escolar (PROSANE) informó un aumento de la prevalencia de bajo peso pero también de sobrepeso y obesidad, según los datos de valoración antropométrica al inicio y fin del ciclo de educación primaria. Entre 2012 y 2017, la prevalencia de sobrepeso aumentó del 21,14% al 26,59% mientras que la prevalencia de obesidad pasó del 14,47% al 22,74%. En ese mismo periodo, la prevalencia de bajo peso también se incrementó, pasando del 1,33% al 1,52%.
Por todo esto, es de vital importancia poder ofrecer opciones de alimentos saludables a los niños, niñas y adolescentes, en la medida de lo que se tenga al alcance. Como primera opción, desde el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires recomiendan tratar de ofrecer frutas, siendo las bananas, manzanas, peras o mandarinas las más fáciles y prácticas de transportar, manipular y comer para los chicos y chicas.
También pueden ser sándwiches de queso y frutas secas y desecadas, teniendo en cuenta los gustos de los niños y niñas, sin olvidar a los bocaditos de avena sin relleno, granola sin azúcar, barritas de cereal o turrón.
“Otra opción puede ser algún panificado casero, por ejemplo, muffins de banana, galletas de avena, budín de zanahoria”, sugirió Barcellini, quien además propuso: “Hacer una receta en casa, el fin de semana, o cuando tenemos más tiempo, también invita a acercar a los niños a la cocina, para que puedan ser protagonistas”.
Finalmente, la nutricionista aclaró: “Las galletitas comerciales que le encantan a los chicos, también son una opción que sacan del apuro, pero hay que tener en cuenta la porción de las mismas. No mandemos el paquete entero. Se puede enviar un envase plástico con la cantidad de unidades correspondientes. También hay que tener en cuenta que hay galletitas que tienen una mejor calidad nutricional. Una manera práctica de elegirlas en el supermercado es pensar en las más sencillas, las que no tienen relleno, como por ejemplo, las bay biscuit o vainillas”.
La clave es la organización con opciones saludables para la construcción de mejores hábitos, comenzando desde la infancia.